20 abril, 2024

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“Perón quería devolver al pueblo la lealtad que le había prodigado”

Con más 7000 ejemplares vendidos y una reimpresión por 4000 más, el libro se insertó a pleno en la agenda de un año electoral para convertirse en una obra leída y recomendada entre la militancia. "Sigo creyendo en la vigencia completa de nuestra doctrina", afirmó el autor y referente del peronismo.
Telam SE

«Conocer a Perón», un libro que Juan Manuel Abal Medina escribió por insistencia de sus hijos pero también porque sintió la obligación de dar cuenta de un tiempo histórico del que fue protagonista central -el regreso del líder al país luego de 17 años- se insertó a pleno en la agenda de un año electoral para convertirse en una obra leída y recomendada entre la militancia, pero también por la dirigencia peronista de la que habla en una entrevista con Télam.

Abal Medina (Buenos Aires, 1945) dice que «hay cierta obligación de los que tuvieron un rol más o menos destacado por su ubicación en esa coyuntura de dar cuenta de lo que saben y demás. Eso forma la memoria, la historia de un país», asevera durante la conversación telefónica en la que no oculta su alegría y su sorpresa por la circulación que está teniendo su libro, editado por Planeta.

Con más 7000 ejemplares vendidos y una reimpresión por 4000 más, «Conocer a Perón. Destierro y regreso» es un documento histórico, una crónica de la estrategia diseñada para concretar el regreso de Juan Domingo Perón al país después del golpe de Estado y la proscripción.

“Fue una felicidad notable acompañarlo en esa llegada porque con el petiso (José) Rucci subimos unos escalones en la escalerilla y compartimos esa alegría. Venía con mucha decisión, de inmediato tomó el mando”

Con 27 años y atravesando el duelo por el asesinato de su hermano Fernando, uno de los fundadores de Montoneros, Abal Medina se convirtió en ese momento en el último secretario general del Movimiento Peronista entre 1972 y 1973. Ese primer encuentro con Perón, las charlas en Madrid, y la felicidad por volver a pisar suelo argentino son algunos de los momentos expandidos en este libro escrito, como dice el autor, por una cariñosa demanda de sus cinco hijos.

Pero estas memorias son también el testimonio de alguien que se anima a pensarse con perspectiva histórica sin esquivar la incomodidad del dolor o la discrepancia para asumir la escritura como una responsabilidad ante lo vivido por haber tenido el «privilegio» -así lo reafirma- de haber protagonizado una capítulo central de la vida política argentina.

-Télam: El libro lleva meses en circulación y está siendo muy leído por dirigentes del peronismo. Se conoció que lo estaba leyendo el Presidente y la Vicepresidenta ¿Cómo está viviendo esa repercusión?
-Juan Manuel Abal Medina: Bien, con alegría que haya tantos compañeros y compatriotas a los que les haya interesado leer y en general les haya gustado lo que leían. Eso me confirma que hice bien en contar lo de aquellos años y que el esfuerzo, que fue alto por mi estado de salud, valió la pena.

-T: Lo están leyendo muchos dirigentes peronistas que no parecen acordar sobre el presente. ¿Está aportando a la discusión sobre el presente y el peronismo?
-J.M.A.M.: No lo sé, el que tuvo la amabilidad de llamarme y hacerme un comentario muy grato fue el Cuervo Larroque. De los demás tengo la misma información que salió en los diarios. No fue mi intención tener algo que ver con el presente.

-T: Pero en un año electoral, con el peronismo gobernando y con tanta discusión, el libro se está convirtiendo en un insumo para la conversación política presente.
-J.M.A.M.: Eso es muy importante. El peronismo lleva muchas décadas y «Conocer a Perón» es el título porque la intención es que se conozca a Perón y al ideario peronista. Sigo creyendo en la vigencia completa de nuestra doctrina, con las adecuaciones obvias en las medidas prácticas de un tiempo o de otro, y volver a eso y representar los intereses de los sectores populares y del pueblo trabajador en primer término, volver a tener en la conducción y en la participación política a los trabajadores son temas que siempre son importantes tenerlos presentes.

“Sigo creyendo en la vigencia completa de nuestra doctrina”

-T: El libro tiene muchas dimensiones pero en esa dimensión humana que recupera está la felicidad de Perón por el regreso a la Argentina. Pienso en el momento en el que dice que estuvo cada día de esos 17 años deseando volver.
-J.M.A.M.:
Fue una felicidad notable acompañarlo en esa llegada porque con el petiso (José) Rucci subimos unos escalones en la escalerilla y compartimos esa alegría. Venía con mucha decisión, de inmediato tomó el mando. Ahora que el ministerio de Defensa publicó las actas de la Junta de Comandantes se puede ver lo que pensaban (Alejandro) Lanusse y compañía y es graciosísimo porque piensan que lo habíamos traído, que lo manejábamos. Nadie manejaba al General, él nos manejaba a todos. Cuando llegó, tomó el mando y para todos era natural que lo hiciera. Fue un momento de una enorme alegría. Nos decía eso: «Cada día lo pensé al estar afuera del país». Él decía también que la lealtad es valiosa cuando es de ida y vuelta y él quería devolver al pueblo peronista la lealtad que el pueblo le había prodigado en esos años de infortunio.

Gentileza Archivo General de la Nacin
Gentileza: Archivo General de la Nación.

-T: Usted plantea diferencias ante la decisión de Héctor Cámpora de anunciar que el presidente iba a ser Perón. ¿Por qué?
-J.M.A.M.: Hubo un equívoco, era obvio que Cámpora era el candidato por ser el delegado. Pero ahí jugaron otros factores que no sé si están bien contados en el libro, como decía antes, lo hice de un tirón, nadie me corrigió nada, sé que hay cosas que no he contado. Pero circulaban rumores de una última patoteada de Lanusse que había dicho: ‘ese señor no volverá a ser presidente’. Entonces existía el temor de un intento golpista si avanzábamos con el anuncio como yo quería. Creo que ya no había posibilidades de interrumpir el proceso, tal cual lo cuento en el libro, yo hubiera hecho el anuncio en el mismo acto de clausura de la campaña, en el acto de Independiente del 8 de marzo del 73. Si no era ése, el momento era el 25 de mayo del 73 al asumir. Cámpora no lo vio así, creyó que era un tema muy delicado y que el General tenía que decírselo de manera más expresa. Su actitud fue de una gran lealtad y tuvo un rol central en todo el proceso pero ahí se equivocó. Leí algún comentario en el que dicen que hablo mal de Cámpora y no es así. Además luego compartí con él unos cuantos años de asilo en la embajada de México y su entereza en circunstancias muy graves, tener un cáncer desarrollándose y la entereza con la que vivió aquello no hizo más que aumentar mi cariño y admiración por su figura. Si alguien interpreta que lo he maltratado, si hay un dejo de eso, pido perdón.

-T: En estas memorias hay una persona que dimensiona en ese presente el momento y el rol histórico que usted estaba viviendo: Norma Arrostito. ¿Siempre pensó en incluir esa carta?
-J.M.A.M.:
Ella hace una broma, una referencia cariñosa sobre mi popularidad y la de Rolando Rivas taxista. Esa carta le gustó mucho al General, se la presté, la tuvo un día y sé que era para mostrársela a la señora Isabel, me la devolvió al día siguiente.

“Me sorprendió que hubiera habido tanto deseo de los compañeros en especial y del país en general de conocer una versión de primera mano de estos temas. Creo que hay otras personas que tendrían que escribir, creo que hay cierta obligación de los que estuvieron un rol mas o menos destacado por su ubicación en esa coyuntura de dar cuenta de lo que saben y demás”

-T: Pone en discusión la idea de primavera camporista, ¿por qué?
-J.M.A.M.:
Me parece una mala idea, alguna de gente que respeto, porque no habíamos llegado para ser una gran estudiantina en la Argentina y todo ese tema de ocupaciones y sobreocupaciones, ese manejo liviano y frivolón del Estado era lo contrario a la esencia del peronismo, que tenía que llegar y tomar el control en el mismo momento y desgraciadamente eso no fue así. Por eso creo que es una mala idea. No podía haber otro presidente que no sea el General, las consecuencias de eso son esos desordenes generalizados. En el medio de todo eso: Ezeiza. En fin, nada de esto debió ser así. No era necesariamente así, había sectores enfrentados, por supuesto pero con una autoridad bien ejercida directamente por el General no se hubiera llegado a los extremos a los que se llegó.

-T: El libro termina con palabras de Perón antes de su muerte, ¿cómo siguió su vida en ese momento?
-J.M.A.M.: Yo me quedé en la Argentina, no pensaba irme pero me empezaron a buscar, pedían mi captura, me asilé en la embajada porque no daban mi salvoconducto. Primero dieron el de Cámpora, luego el de su hijo y después, con motivo de la guerra de Malvinas, me tuvieron que dar el mío.

-T: ¿En ese tiempo le roban gran parte de su archivo, no?
-J.M.A.M.:
Los golpistas, los criminales entraron la noche del 23 de marzo a distintos lugares vinculados conmigo. Se robaron todo tipo de papelería entre la que había mucho archivo del movimiento porque el General me había dicho que lo conservara y yo tuve la imprudencia de no sacar copias aunque era otro mundo y no se solía hacer eso. El caso es que algunas piezas, muy pocas, las recuperó Facundo Suárez cuando llegó a la SIDE con el doctor Alfonsín pero fueron unas pocas, se ve que lo demás lo han quemado o quien sabe. Nunca pude averiguarlo.

-T: Pasaron meses de la publicación del libro, ¿qué repercusiones lo sorprendieron?
-J.M.A.M.:
Me sorprendió que hubiera habido tanto deseo de los compañeros en especial y del país en general de conocer una versión de primera mano de estos temas. Creo que hay otras personas que tendrían que escribir, creo que hay cierta obligación de los que estuvieron un rol mas o menos destacado por su ubicación en esa coyuntura de dar cuenta de lo que saben y demás. Eso forma la memoria, la historia de un país. Me sorprendió que hubiera tanta necesidad como se experimentó. En pleno Mundial incluso, que todos teníamos la cabeza en otro lado, yo también. Fue una enorme alegría popular y luego resultó que el libro estaba agotado, luego se hizo una segunda edición que se agotó de inmediato, se que sacaron una tercera.

-T: ¿Sigue hablando con Isabel? ¿Sabe si lo leyó?
-J.M.A.M.:
Ahora llevo un tiempito sin tener contacto, me hubiera gustado hacerle llegar el libro, todavía no lo he podido hacer. Voy a intentar nuevamente. Tengo por ella el afecto y el respeto de siempre.

«Sentí la obligación de rescatar el enorme legado de Perón para el futuro argentino»

Juan Manuel y Fernando Abal Medina tenían dos años de diferencia y cuatro hermanos más pero ambos compartían habitación e intereses por la política y la literatura que los llevaron, por ejemplo, a conocer a Leopoldo Marechal por intermedio de Arturo Jauretche, un vínculo que será central para el momento en el que asuman su identidad peronista, según se narra en el inicio del libro que escribió quien fue secretario general de ese movimiento y hoy retoma en sus memorias «como obligación ante Perón y ante Fernando».

Sobre algunas decisiones que tomó antes y al escribir «Conocer a Perón. Destierro y regreso», que cuenta con la colaboración en la investigación del historiador Juan Pablo Kryskowski, también habla Abal Medina en esta nota con Télam.

-T: Dice que escribió este libro por una demanda de sus hijos pero, ¿hubo algún momento en estas décadas en el que sintió la necesidad o el impulso de escribir esta historia?

-J.M.A.M.: La realidad es que siempre pensé que tenía que contarla pero a los compañeros y demás, no como libro. Lo comencé cuando se me vinieron los años encima y la salud para abajo. Entonces dije ‘si no lo escribo, no va a quedar’, sobre todo cuando empezó a imponerse una versión del General absolutamente equivocada e injusta a mi juicio. Cuando se lo caracterizó como un manejador amoral de los hombres, que usaba a unos y a otros. Eso no existió pero se fue transformando en una característica más acentuada. Hecho a la conveniencia de quien lo describiera, un poco para justificar o engarzar actuaciones políticas posteriores. Ahí me sentí en la obligación de rescatar, frente al General en una parte y a Fernando en otra, al verdadero Perón. No fue mérito mío, tuvo que ver con Dios, pero tuve el privilegio de vivir con él de una manera que muy pocos tuvieron. Entonces me sentía en la obligación de que no quedara una imagen del General tan negativa y rescatar su enorme legado para el futuro argentino. Eso sí espero que tenga influencia sobre el presente.

-T: Hay un momento en el que dice que le cuesta seguir escribiendo y es cuando narra la muerte de Rucci. ¿Ese fue un momento difícil durante la escritura?

-J.M.A.M.: Ese fue muy muy difícil y fue muy difícil también escribir la primera conversación con el General, cuando me pregunta por mi hermano Fernando, volver a contar mi último contacto con él.

-T: Justamente compartió con Fernando una lectura apasionada de Marechal, y la centralidad del escritor lo lleva a definirse ante Perón como peronista marechaliano. Pero también a su hermano que se definía de esa forma. ¿Qué implica esa definición y cómo le interesa pensarla?

-J.M.A.M.: Lo decíamos por un texto que todavía no se había incorporado a sus publicaciones y fue incorporado luego de la muerte de Leopoldo a «Cuadernos de navegación». Me refiero a «El poeta depuesto», que había circulado suelto y fue incorporado después del 2000 por una edición que hacen las hijas. En ese texto reivindica sus orígenes en el nacionalismo. y dice cosas muy bellas como que, cuando tenemos esa formación, conocemos al pueblo, nos hacemos peronistas, porque empezamos a conocer lo que empezamos a amar. Esto Marechal lo desarrolla de una forma extraordinaria en otro texto, que también se incorpora después, que es «La autopsia de Creso», el sentido antiliberal del peronismo. Ahí recupera lo que pasaba en esa Argentina y también en la historia argentina que está dividida por dos líneas históricas: la nacional y la liberal que nunca quiso a la Argentina como era, siempre quiso transformarla en otra cosa. Asumir esto es ser peronista marechaliano.

-T: ¿Cómo fue la elección de Hernán Brienza y Elena Castiñeira de Dios para los prólogos?

-J.M.A.M: Él es un joven de altas condiciones, ha escrito cosas muy interesantes sobre Marechal y pensé que era el que mejor iba a captar la esencia de todo aquello. A Elena en realidad la he tratado muy poco, traté mucho a su padre (José María Castiñeira de Dios). El prologuista iba a ser Manuel Urriza, el compañero de Elena, que enfermó gravemente, él fue amigo del General también, lo trató en Madrid más o menos en las mismas fechas, por eso me pareció que era adecuado para eso, no pudiendo ser el, le pedí a Elena y fue tan gentil de hacer esas líneas.

Y la contratapa la escribió Marcelo Larraquy porque tengo mucho respeto por cómo ha historiado las cosas que cuento. Tanto Brienza como Larraquy son profesionalmente muy destacados.

-T: Está muy presente en Perón su sorpresa y enojo por el nulo rechazo a los atentados al pueblo peronista de parte del radicalismo.

-J.M.A.M.: Sí, no haber encontrado la manera de que hubiera algún tipo de pedido de disculpas, había una cierta decepción porque los atentados contra el pueblo peronista fueron muy graves. Algunos radicales a título personal lo habían hecho como Facundo Suárez. Pero no hubo un pedido de disculpas y lo sucedido había sido demasiando grave, como bombardear una plaza abierta, un hecho único en la historia del mundo, el hecho terrorista más grave de la historia argentina y sobre eso nunca se pidió un mínimo perdón. Ni qué hablar de la conducta de las Fuerzas Armadas, los participantes de esos hechos fueron reincorporados al servicio activo y allí siguieron. Una cosa absolutamente inconcebible.

 

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