19 abril, 2024

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“Al Taco”, una cronología de rock, feminismo y lucha

Con una charla y un abanico de anécdotas, las autoras Carolina Santos, Silvia Arcidiacono y Gabriela Cei presentaron en el espacio de la Agencia Télam en la Feria del Libro una investigación que repasa las historias de las mujeres que constituyeron durante décadas la escena del rock nacional.

Fans, groupies, coristas o, en su versión más romantizada, musas. Desde la génesis del rock and roll, este género estuvo surcado por un relato patriarcal que relegó a las mujeres a los márgenes de su narrativa y de su práctica. Solo hace falta revisitar los line-ups de los grandes festivales de los 90’s para ver, en una letra mínima y debajo de los Grandes Nombres, a las mismas dos o tres de siempre. Pero, lejos de quedarse cómodas en estos segundos planos asignados, ellas siempre han sido una fibra central de este movimiento, nucleándose y sumando a su entramado voces de disrupción, anarquía, rebeldía y transgresión.

Haciendo un repaso sobre toda esta historia, este viernes se presentó en el espacio de la Agencia Télam en la Feria del Libro del Libro de Buenos Aires “Al Taco”, una cronología de rock argentino hecho por mujeres desde 1954 a 1999. La investigación que repone y sistematiza testimonios de vida y trayectorias artísticas de quienes atravesaron este movimiento. Este libro “establece una genealogía que detalla una tradición de más de cincuenta años de mujeres que se dedicaron a hacer rock, sus procesos creativos, retóricas, intenciones y búsquedas”, señala la etnomusicóloga Mercedes Liska en su prólogo.

Mujeres del rock argentino historias y 40 aos de democracia Con Carolina Santos Silvia Arcidiacono y Gabriela Cei Foto Ral Ferrari
Mujeres del rock argentino: historias y 40 años de democracia. Con Carolina Santos, Silvia Arcidiacono y Gabriela Cei. Foto: Raúl Ferrari.

Quienes están detrás de este proyecto son la periodista Gabriela Cei, la traductora Silvia Arcidiacono y la profesora de literatura Carolina Santos. Ellas, además de ejercer profesiones vinculadas a las práctias del lenguaje, son tres amigas que se conocieron cursando el secundario en Quilmes. Dato no menor, ya que fue en esas andanzas adolescentes donde juntas descubrieron la escena rockera de Zona Sur de los 80’s y 90’s.

En la charla de la Feria del Libro, que estuvo moderada por el periodista Gabriel González, Santos recordó cómo unió puntos entre el rock y el feminismo cuando apenas iba a la escuela primaria. “La maestra nos pidió que dibujáramos a nuestras mamás. Yo vi que todos dibujaban a sus mamás barriendo y yo hice lo mismo, aunque eso no la representaba. Quise hacer lo mismo que hacían los otros chicos. Estábamos en dictadura y sentíamos que no había que ser diferente. Cuando llego a mi casa mi mamá, que era feminista ‘de cuando el feminismo era una mala palabra’, me dice: ‘¡qué hermoso!’, y borró la escoba y la reemplazó por una guitarra”, cuenta. “Muy poco tiempo después, en una disquería, veo la contratapa del disco de Celeste Carballo donde está ella sosteniendo un escobillón como si fuese una guitarra. Ahí empieza la línea que termina en este libro”, reflexionó.

“Yo no puedo olvidarme lo que me pasó cuando escuché ‘Me vuelvo cada día más loca’, de Celeste Carballo”, comentó Cei, acerca de esa canción que más la marcó de chica, cuando recién asomaba la cabeza al universo del rock hecho por mujeres. “Yo tenía diez años y me parecía completamente fuera de serie, fuera de lo que me interpelaba; aún sin entender de qué se trataba. Y enseguida me pasó eso con Sandra, porque mi primer casette (fue un regalo de mi amiga Patricia de Quilmes), fue ‘Soy lo que soy’. Y yo estaba con diez años cantando a Sandra y Celeste por toda la casa, sin saber lo que se venía con ellas dos juntas”, agregó.

Foto Ral Ferrari
Foto: Raúl Ferrari.

En los albores del alfonsinismo, el rock quilmeño era un paisaje punk lleno de mística under, creatividad, pegatineadas, sonido de mala calidad y sillas volando por los aires. Ellas lo transitaron en las calles y en la nocturnidad, mintiénddoles a sus papás para ir a recitales y escuchando casettes que invitaban a descubrir miradas sobre el mundo liberadoras y rebeldes.

Fue en ese contexto adolescente donde ellas empiezan a apasionarse por las mujeres rockeras, entendiéndolas como un sujeto político con potencia propia dentro de un género que, por naturaleza, siempre operó como un resorte contestatario. Pero que, sin embargo, no estaba -ni está- excento de sus propias lógicas opresivas y patriarcales. “Al taco” es el resultado de todas estas décadas de deseo por indagar, registrar y explorar este mundo. Un libró inédito que conribuye a una historiografía alternativa de la música popular y que “desmitifica algunos supuestos sobre la falta de presencia de músicas mujeres” en el rock argentino, como dice Liska.

Foto Ral Ferrari
Foto: Raúl Ferrari.

“Una de las cosas que más valoro de este libro es que acá está algo que les pertenece a todas las mujeres que hoy se están subiendo a un escenario. Y que también están en el libro, porque hoy ellas siguen haciendo historia, siguen componiendo, siguen haciendo discos, siguen siendo parte de la construcción de rock. No se van a encontrar con estrellas fugaces, sino con mujeres que patearon puertas, abrieron espacios y hoy están construyendo rock en Argentina. Con lo cual esta historia es reciente y es presente”, sostuvo Arcidiacono.

Foto Ral Ferrari
Foto: Raúl Ferrari.

“En estas historias hay toda una épica. Las mujeres estamos acostumbradas a escuchar la épica de lo masculino en el rock (y en todas partes), ¡pero ustedes no saben el quantum de épica que hay en estas historias! ¿Cómo es posible que una banda que nunca debutó haya tenido su debut en Obras? Evidentemente hay una invisibilización y un silencio, como si estas cosas no valieran la pena de ser contadas. Todo lo contrario. Son muy jugosas”, aseguró.

“Al taco”, en ese sentido, recopila cómo fueron los encuentros permanentes de estas mujeres, tanto en el tiempo como en el espacio, entramándose a través de distintas generaciones. Como así lo manifiesta en uno de sus capítulos Juliana Gattas, que revela conmovida cómo Fabiana Cantilo marcó su sensibilidad creativa. “A mí me tocó investigar mucho los 90’s. Y en los 90’s el lugar mainstream estaba reservado para los hombres”, recuerda Cei. “En ese momento, las mujeres se multuplicaron como una red imparable, con Rosario Bléfari a la cabeza, pero había muchísimas más. Y para esas pibas que empezaron a moverse muy rapido y no pararon nunca, ya habia una Celeste Carballo, ya había unas Viudas e Hijas, una María Gabriela Epumer, una María Rosa Yorio. Muchas vieron a esas mujeres empuñar una guitarra y quisieron subirse a un escenario a tocar y ser como ellas”.

Foto Ral Ferrari
Foto: Raúl Ferrari.

A su vez, las autoras registran cómo las mujeres del rock asumieron una posición activista al instalar debates comprometidos acerca de temáticas disruptivas. En ese sentido, las autoras recuerdan el emplemático disco de las She Devils “El aborto ilegal asesina mi libertad”, que proveía información sobre esta práctica tabú. Un verdadero gesto punk, sobre todo al recordar que ellas invitaban a fotocopiar y pegatinear su contenido. Un trabajo conceptual que, como recuerda Pat Pietrafesa, convirtió a los baños de Cromagnon en un encuentro candente para discutirlo.

Foto Ral Ferrari
Foto: Raúl Ferrari.

Anécdotas de mostras de los escenarios, arqueología de grabaciones caseras e historias de noches con amigas circularon en esta presentación, a la que asistieron artistas como la guitarrista metalera Carina Alfie; Pilar Arrese, de las Cumbia Queers y Claudia Sinesi, de Viuda e Hijas del rock. Mujeres que siempre han estado ahí. Porque como reflexiona Rosario Bléfari, (pionera del movimiento under del rock independiente), las mujeres no son el futuro de este género, sino que también son el presente y el pasado; porque fueron fundamentales, sí, pero también fundacionales.

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