19 abril, 2024

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Los hongos tienen más en común con nosotros que con las plantas

Muchas utilidades le hemos dado a lo largo de los años y hasta podríamos pensar que son plantas, pero son algo muy diferente.

Los hongos son unos organismos muy particulares: crecen sobre el suelo, de manera similar a las plantas y al igual que ellas no se pueden desplazar.

Existen también una variedad amplia de hongos comestibles que gastronómicamente pertenecen al reino fungí y no al reino vegetal y, aunque a veces son considerados una verdura, lo cierto es que no lo son. Estas características podrían hacernos pensar que los hongos son un tipo de planta, pero en realidad están bastante más lejos de esa clasificación de lo que podemos imaginar.

Aunque comparten similitudes con el reino vegetal, también comparten otras con el reino animal. Así es: los hongos tienen algunas características similares a los animales: incluso a nosotros. La principal es que nosotros, igual que todos los animales somos heterótrofos: es decir que no producimos nuestro propio alimento, como sí hacen las plantas.

Con la evolución, los hongos lograron adaptarse para ser organismos heterótrofos, sin necesidad de moverse para conseguir alimentos. Así, aunque tienen algunas características similares a las plantas, en realidad están más cerca de los animales que de esos otros organismos.

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Los biólogos agrupan a los seres vivos de acuerdo a sus características, primero fue por las más visibles como la distinción entre los que se movían -los animales- y los que no se movían, -las plantas-. Pero luego fue notable que eso no era lo único que se podía tomar en cuenta para agruparlos. Así que estas clasificaciones se han ido modificando con el tiempo.

Por ejemplo, ahora que sabemos más sobre el ADN de los seres vivos. Y eso nos ayuda a conocer cuáles están emparentados genéticamente con otros. Así, al estudiar los genes de los hongos y los animales se ha encontrado que compartimos un ancestro común, del que nos separamos hace unos mil millones de años.

Aunque tengamos un pasado en común, ahora los hongos están tan separados del reino animal, como del reino vegetal y viven en su propio reino: el fungi.

Tomando en cuenta que los hongos no se ven completamente como plantas: no son de color verde, ni tienen hojas. Eso es así, porque las plantas en sus hojas tienen cloroplastos: estructuras que están dentro de las células vegetales y contienen la clorofila, el pigmento que les da color verde y hace posible la fotosíntesis.

La fotosíntesis es el proceso por el que las plantas hacen su propio alimento: usando la luz del sol y agua del suelo, convierten el dióxido de carbono del aire en carbohidratos.  Así obtienen su energía todos los organismos autótrofos: los que fabrican su propia comida.

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Ni los animales, ni los hongos tenemos hojas, ni mucho menos cloroplastos, así que para tener energía, tenemos que alimentarnos de otros organismos.

La distinción no acaba entre autótrofos y heterótrofos: sino que va más allá.

Las plantas como hacen fotosíntesis, son productoras, es decir, crean su propio alimento, pero también para otros organismos que las comen.

Luego estamos los consumidores: los animales que comemos plantas y otros animales. Y también existen los organismos descomponedores: que se alimentan de restos de plantas y animales que quedan en los suelos, estos son los hongos. Para hacerlo secretan ciertas enzimas digestivas –como las que tenemos en el estómago– que les ayudan a romper en moléculas más pequeñas los restos de organismos y descomponerlos, para así poder absorber los nutrientes del suelo.

Así que los hongos no solo son nuestros parientes lejanos sino una parte muy importante de todos los ecosistemas y la biósfera terrestre.

Por Paula Garcia